En general puedo percibir el mundo dicotómico en que nos movemos. Todo se da entre polos. Lo bueno y lo malo, lo de adentro y lo de afuera, lo material y lo inmaterial, etc. Sin embargo, en lo que me he visto más complicada es entre el hacer y el ser.
Me he pasado la vida haciendo, cumpliendo roles. La responsabilidad de hacer todo lo que mis papeles me exigen. Mi hacer personal, como mamá. Mi hacer profesional, como psicóloga. Mi hacer como hermana y como hija. En fin, el deber ser ha sido el motor en mi vida.
Llegó la hora del ser, de buscar el verdadero sentido de mi existencia. De tomar contacto con lo que me agrada. De reconocer en mi, aquellos espacios en que solo hay que estar, sin hacer, sólo estar presente. La gran enseñanza de la meditación, del escucharse en el silencio. Reconocer las sensaciones corporales, los fluidos emocionales, los canales afectivos. Todo aquello que corre paralelo al hacer. Ambas corrientes están presentes simultaneamente, pero mi atención estaba puesta en el hacer. El ser corría en silencio bajo mi atención en el hacer.
Cómo lo descubrí?.......Simplemente buscándole el sentido profundo al hacer. Hacer desde el alma, con significado profundo.........me llevó a contemplar lo que transitaba por mi interior mientras estaba en acción. Ambas corrientes se dan en forma paralela, sólo que mi atención estaba focalizada en la tarea, sin percatarme que había todo un mundo a la base, que le daba sentido a esta. Cambié el foco y veo cómo hay un compromiso total con la tarea, desde lo más profundo. Esto me llevó a bendecir los haceres.
Cuando en una tarea, no logro tocar con el ser, y me aburre, me doy cuenta que la tarea pierde sentido y no tiene nada que ver con lo que quiero de verdad. El hacer tiene significado, si y solo si, está apegado al ser. De lo contrario, no vale la pena llevarla a cabo. Esto me ha permitido descubrir mis talentos, mis habilidades.
Hacer la tarea desde este lugar, me lleva a enamorarme de la vida. A entusiasmarme con mis roles, a convertir en un panorama hasta la ida al supermercado.
Duplicar la mirada entre el ser y el hacer me lleva a la honestidad mas profunda conmigo misma. Hacer de verdad, desde el corazón y no hacer por hacer, por cumplir.
En este hacer con sentido, descubro el profundo amor que siento por mi familia. Descubro lo que me gusta ayudar a los demás y lo mucho que disfruto en la actividad física. Por otra parte, descubro lo que no me gusta y porqué no me gusta. Simplemente porque son tareas que están muy alejadas de mis sentires, de mi esencia mas profunda.
Ahora, antes de emprender cualquier tarea, cualquier hacer, primero le doy espacio a mi ser. Espero que me llegue la sensación interna y luego actúo. Esta información me ha llevado a ir variando mis haceres y generar una complicidad con el sentir para hacer de verdad. Para estar de cuerpo y alma en las tareas que la vida me va pidiendo.
En este escenario, ya no son una carga, son un regalo que me permite desplegar mi verdadera esencia.
Todo sale mucho mejor desde este nuevo lugar. Vivo con entusiasmo y se logra una complejidad tal que la rutina desaparece. Todos los días son diferentes ya que las sensaciones están en permanente cambio y los afectos colorean cualquier situación, por muy tediosa que esta parezca.
Ya no hay un Hacer versus ser, Hay un hacer con sentido!!!!!