Se va el invierno y la primavera nos envuelve con sus colores, su perfume y con la magia del renacimiento de la naturaleza. Esta nos muestra sus frutos luego de haber estado en silencio y trabajando en lo profundo durante la estación invernal.
Florece la tierra y con ella florece el alma. Se entibian los espacios físicos y se calienta el corazón al percibir que algo comienza a germinar producto del sol que pega con más fuerza.
Tuvimos un invierno muy duro, muy extremo y esto nos hace valorar aún mas los rayos de sol que timidamente nos anuncian que el nacimiento esta por llegar.
Preparemos nuestra alma para acoger todo lo que nazca en el ser. Para vivir la magia de la primavera en todo su esplendor, para escuchar el canto de los pájaros cuando nacen sus polluelos. Para ver como rompen los botones y se da la maravilla del desplegar de los pétalos multicolores. Aprovechemos de estar concientes de lo que está naciendo en nuestros corazones.
Si la tierra toda está pariendo, veamos que nace desde lo profundo de nuestro ser. Preparemos la cuna del alma para recibir los dones que tiene para nosotro.
El amor se hace presente, la pasión se da con un nuevo brillo y el alma se siente regocijada con tanto regalito que recibe al estar abierta y conciente del aqui y ahora presente.
Abracemos la vida y cantémosle al amor en esta primavera que sólo está esperando que le abras la puerta de tu ser para danzar con ella.
Feliz de la vida y feliz del amor que doy y recibo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto y me tenía preparado un banquete maravilloso cuando yo menos lo esperaba. sólo me deje sorprender y alli estaba la magia tras de la puerta aguardando que yo la abriera.